HOMENAJE AL PENSAMIENTO VIVO DE HERNÁNDEZ ARREGUI

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Compartimos, a continuación, un escrito enviado y realizado por el compañero Diego Molina, sobre el pensamiento político Juan José Hernández Arregui.

HOMENAJE AL PENSAMIENTO VIVO DE HERNÁNDEZ ARREGUI

Por Diego Molina
Estudiante de la Lic. en Comunicación Social (UNM)
y del Profesorado Superior en Filosofía (UNGS)

Juan José Hernández Arregui, es sin duda, uno de los «malditos» de nuestra historia, desconocido para miles de jóvenes militantes y negado por un peronismo vacío de contenido ideológico desde la ola neoliberal de los 90′ hasta el presente con su neblina progresista liberal de izquierda. Negado al igual que toda la historiografía nacional, popular, federal y latinoamericana, que le dio base de sustentación ideológica a las corrientes revolucionarias dentro del nacionalismo popular revolucionario entre los 60 y 70, hoy el progresismo liberal de izquierda no ofrece a los jóvenes, ninguno de los planteos que toda esa corriente de pensamiento nacional presentará a la generación de los 70′ que puso de rodillas a la burguesía y supo discutir lo que hoy no se quiere discutir «el poder».

Ante un avance de las derechas en toda la región desde la crisis del 2009, en un mundo multipolar en donde la burguesía atlántica trata de salvar la ropa frente al desplazamiento de China al centro de la economía capitalista global y que en Argentina, como capitalismo dependiente y periférico se expresan en esas dos concepciones oligárquicas, que Hernández Arregui describiera en sus obras y escritos: el liberalismo y el nacionalismo de derecha. Es necesario revisar su obra y entenderla en este presente de exclusión, miseria y hambre, pero con un fenómeno nuevo, esta vez las derechas se imponen ya no con golpes de estado sino por el contrario, llegan con el voto popular.

Veamos un poco de su escritos para entender el dilema de esta cuestión y como las clase media se desplazan hacia esas expresiones de derecha:

“La clase media ofrece desigualdades de composición, asimetrías de nivel y diversidades ideológicas en sus diversos estratos componentes… y esta diversidad de composición se expresa en una forma extrema de individualismo y en cierta resistencia a la solidaridad social organizada… Esta clase es muy sugestionable y muy fácilmente orientada por los grupos interesados en modificar o mantener una situación política dada… Se trata de grupos sociales que no han esclarecido su propia situación dentro de la sociedad… Esta inestabilidad la lleva a actuar sobre supuestos morales…Es moral porque tiene miedo. 
El riesgo de perder los pequeños ahorros se transforma en defensa del orden constituido, en frugalidad, en cumplimiento puntual de los deberes religiosos y ciudadanos… Convencida de su independencia, justamente porque carece de ella, la clase media se cree depositaria de valores universales, sin comprender que detrás de ellos están los intereses particulares de la oligarquía…
En la escuela le enseñaron a preferir el inmigrante al nativo, en el “Colegio Nacional” que el capital extranjero es civilizador, en la Universidad que la Constitución de 1853 ha hecho la grandeza de la Nación o que la inestabilidad política del país es consecuencia de la montonera o de la molicie del criollo… Así se distorsiona su espíritu, adopta aires extraños, se hace “elegante”.”

 (“Imperialismo y Cultura”)

Repasemos un poco su obra, también en lo que hace referencia al poder de la ideología de la clase dominante, lo que Karl Marx describe en su obra la ideología Alemana, en donde afirma «las ideas en todo los tiempos son las ideas de las clases dominantes» entendiendo que la conciencia no determina al ser, por el contrario es el ser social el que determina su conciencia. Veamos en nuestro plano, como se desarrolla esa teoría.

«El poderío de la oligarquía no es exclusivamente material. La influencia de su ideología penetra como un pólipo en todas las instituciones, económicas; jurídicas; educativas; políticas; financieras; religiosas, militares y así, este poder incorpóreo impregna y unifica, alrededor de su centro organizador, a la espiritualidad de toda la Nación. Su espíritu de clase se apoya en todo un sistema ideológico. Un mismo culto ritual por los héroes de la historia, que ella ha escrito, el mismo deslumbramiento por Europa. Convencida de la eficacia de sus instituciones liberales y sus mármoles, la unifica también su añoranza del pasado y ese temblor ante el presente representado por el espectro colectivo y sangriento de las montoneras redivido en el «cabecita negra»… El secreto de su poder, es que es un poder secreto. Empapa con él a todo el país. Desde la mentalidad de la maestra rural que enseña a los niños criollos la historia de esa oligarquía que exterminó a sus antepasados, pasando por Bernardo Houssay que acorazado en su Premio Nobel niega a jóvenes argentinos el derecho a recibirse de médicos, hasta el presidente del Banco Central faraón mudo de una pirámide cuya base es el tambo y su vértice la constitución de 1853». 

(«La formación de la conciencia nacional»)

Otro de los planteos y que actualmente se manifiesta en la llamada «meritocracia» desde el pibe que twitea «que se quiere ir a trabajar de paria otro país» mientras se quejan de los «planeros» o los inmigrantes de países limítrofes, hasta la doña desesperada porque Susana y otras figuras berretas del Jet set tilingo se van del país, es decir el coloniaje cultural.  Esta cuestión cultural cruza a toda nuestra sociedad, ya que el imperialismo no es sólo una cuestión económica sino también cultural.

«En un país colonial hay dos patrones de cultura: la cultura oligárquica, transmitida en particular a la clase media y cuyos valores difundidos a través de la escuela, diarios, revistas, tv, etc. Son las máscaras de la dependencia económica. Estos valores coloniales aberrantes tienden a crear una imagen falsificada de la Argentina. Así el colonizado deviene extranjero en sus maneras de sentir y pensar y aunque vive en el país, permanece extraño a su realidad profunda. Frente a esta cultura colonial, late en el pueblo oscuro la cultura nacional. Toda cultura nacional es colectiva…y si está conciencia histórica es interpretada y alumbrada por una minoría de escritores nacionales es porque no todos los intelectuales son lacayos. Lucha cultural es pues, rescate y revitalización de las tradiciones colectivas, costumbres, creencias, folklore -un pueblo sin folklore no es tal sino un conglomerado sin historia- que viven del pasado y se anudan al presente como herencia, y al porvenir como revolucion nacional.» 

(Revista Primera Plana 1972)

Pueden encontrarse en sus obras, ideas que se pueden adaptar al presente, nuestra revolución ha quedado inconclusa, pero toda revolución necesita de teoría revolucionaria, a esa teoría Juan José Hernández Arregui dedicó sus esfuerzos, pago con cárcel y con exilio la defensa obstinada de estas ideas, pero nunca abandonó el combate, porque estaba convencido del triunfo del pueblo, el mejor homenaje que hoy puede realizar la militancia es levantar sus ideas y su ejemplo en esta larga lucha por la liberación nacional y social que más temprano que tarde nos convocará a ser actores protagonista de ese capítulo glorioso que necesita nuestra país y la patria grande.

 

(*) Las opiniones vertidas por el autor son de su exclusiva responsabilidad y no representan, necesariamente, la postura de la Editorial de Trazo Popular.