ELECCIONES ’21: ¿POR QUÉ APOYAMOS AL FRENTE DE TODOS?

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Mañana son las definitivas elecciones legislativas. Nos tomamos el derecho y el deber de hacer algunas reflexiones.

Editorial Trazo Popular

No desconocemos que la situación que atraviesa el país es, por demás, compleja. Lo sentimos en la calle, en nuestros espacios de trabajo, en el ámbito familiar, etc. Sufrimos las consecuencias de un fenómeno pandémico como el coronavirus, que ha profundizado una suerte de debacle mundial propia de las consecuencias de un conflicto bélico: las economías han sido brutalmente golpeadas, provocando una creciente de los indicadores que colaboran con la ruptura del lazo social: desempleo, pobreza, caída de los salarios, etc.

En este contexto, la Argentina no es ajena a la “suerte” mundial: con dos significativos atenuantes. Uno histórico y otro reciente. El primero es nuestra realidad semicolonial. Somos un país formalmente independiente, pero económicamente sometido a la impiadosa estructura imperialista/financiera/norteamericana. El segundo: previo a la expansión del Covid-19, padecimos la peste del macrismo que sólo significó el Estado al servicio de la perversión especulativa yankee.

ACLARADO EL CONTEXTO, VEAMOS:

La jornada democrática proyectará a las elegidas y elegidos para ocupar las bancas del Congreso Nacional. Allí, recinto de discusión por excelencia, se trazarán las medidas y legislaciones que colaborarán con las formas de abordar una salida, a la acumulación y constante de una crisis que se ha profundizado en nuestro país, éstos últimos 6 años.

Esta elección no altera (en parte) la institucionalidad del gobierno: Alberto Fernández (independientemente del resultado) seguirá siendo el presidente durante los próximos dos años. Sin embargo, el “ring” democrático también se da en las Cámaras. Allí también se juega la inclinación de las balanzas: y las fuerzas más representativas de la Argentina cosideran, marcadamente, intereses distintos.

Juntos por el Cambio ha enarbolado las banderas del cinismo, como forma de ejecución política. Lo hizo durante toda su gestión. Ahora, siendo oposición, no ha corrido ni una sola coma en la estructura de los intereses que representa.

Ha edulcorado el discurso de todas las formas posibles, y ha sabido blindarse con la orquesta de periodistas que cuidan las arcas de sus jefes, violando toda insignia de moralidad, en sus fachadas de comunicadores independientes.

La oposición ha potenciado tanto su “arte” de decir y desdecir, que parece dar lo mismo si justifican la toma de deuda más opulenta de la historia desde el verso de: “pagar deuda del kirchnerismo”, o confesar (sin tapujos) que cedieron millones y millones de dólares a los bancos comerciales, para que sea el pueblo argentino el que deba rendir cuentas (sin comerla ni beberla) frente al Fondo Monetario Internacional.

Han sido capaces, sin que se les mueva un pelo, de poner en tela de juicio las más significativas conquistas laborales: solicitar la anulación (gradual o definitiva) de las indemnizaciones por despido, desnuda “de qué lado de la mecha se encuentran”. Y no es del lado de la clase trabajadora argentina.

Macri se pasea por fiscalías volcando micrófonos, abonando al irrespeto por la libertad de prensa. Sacude la sensibilidad y el dolor de las y los familiares de las victimas del ARA San Juan diciendo que, el legítimo pedido de explicaciones por supuesto espionaje ilegal, es otra maniobra del kirchnerismo. Tan bajo ha caído el heredero del cúmulo macrista, que ni si quiera es capaz de recurrir a un silencio que, al menos, no provoque tanto dolor.

Larreta, Vidal y Santilli enrocan de distrito en distrito, según la conveniencia electoralista. María Eugenia Vidal, que no puede ni pisar la provincia de Buenos Aires, juega en la ciudad para ver si puede retener el núcleo duro de la ciudad cosmopolita.

Patricia Bullrich apartada de las listas, pero atenta a las presidenciales del 2023, se sienta a conversar con Javier Milei (ícono de la violencia y la intolerancia política). Mientras tanto, el radicalismo (vendido, hipotecado y obsecuente) le dedica algunos cánticos “descontentos” que no arengan a nadie. Porque a la hora de negociar en las mesas despotrican el legado yrigoyenista, sin inmutarse.

Es cierto: esas alianzas, esas y esos dirigentes, esas formas de concebir la política, esa representación de intereses ganó las P.A.S.O, por más de 8 puntos, hace dos meses. Pero también es cierto que esa victoria no constituyó una especie de “pérdida de lealtades”: Juntos por el Cambio no creció en votos, respecto de sus elecciones anteriores; la participación en las urnas fue del 67% (muy por debajo del promedio de las elecciones P.A.S.O); y el oficialismo no puso a disposición todos sus recursos para ganar la elección: subestimó la situación económica y se confió de una muy buena gestión de la pandemia.

ENTONCES, ¿POR QUÉ APOYAMOS AL FRENTE DE TODOS?

Con todos los matices, colores, rispideces y contradicciones nuestro apoyo al FRENTE DE TODOS se funda en la esencia que lo vio nacer. Pese a quién le pese, el FRENTE DE TODOS fue producto de la comprensión histórica y política de las entrañas del peronismo: frente a la pulsión neoliberal del macrismo, en una ejecución magnífica del arte en política, Cristina convocó a la UNIDAD.

Y sí, eso sirvió para ganar la elección. Ahora estamos en pleno gobierno. Y al peronismo le sobra cuero para estar a la altura. La espalda se la otorga la composición de clases sociales a la que representa, el movimiento político que significa: nacimos al calor de la multitud, reclamando la libertad del Coronel Perón; crecimos con el latigazo de los ´90 que presumió liquidarnos, durante la Crisis del 2001.

Los enemigos son extremadamente poderosos: la oligarquía mediática blinda la verdad y “construye” desde el odio; los monopolios alimenticios (en toda su cadena de producción) especulan con los precios, juzgando el hambre de nuestro pueblo. Y los artífices de la especulación financiera tiran de la soga (con ayuda del macrismo) para que cerremos rápido, sin medir los costos sociales de un préstamo que ellos ¿no midieron?

¿Se imaginan una renegociación con el FMI con mayoría macrista en el Congreso Nacional? ¿Cómo votarán una reestructuración las y los mismos que condenaron al país al endeudamiento más perverso de la historia? ¡Sí! ¡alzarán las manos en dos minutos, celebrarán en uno, y con los dos restantes gozarán sobre una argentina saqueada! ¡Allí los cinco minutos de los que habla Mauricio!

La propuesta de Macri y sus variantes, no viene a mejorar nada. Viene a empeorarlo todo. La decisión política de APOYAR AL FRENTE DE TODOS está en la alianza de clases que representa: única capaz de ejecutar los reclamos correspondientes, la organización social, la militancia, etc. para salir a las calles: en señal de festejo o en señal de reclamo. Y, por su puesto, contamos en nuestro movimiento con Cristina: que ha dado sobradas muestras de estar siempre, siempre, siempre de lado de los sectores populares y la clase trabajadora. Siempre ha estado a la altura.

HACIA EL FINAL, UNOS PÁRRAFOS PARA LA IZQUIERDA

Muchos compañeros y compañeras, descontentos con la gestión del gobierno, votaron o barajaron la posibilidad de votar a la izquierda troskista. Cada quien es libre de votar como quiera. Pero, tenemos, en este sentido, la responsabilidad de advertir: la izquierda gorila, pseudo europea y medio pelo, jamás ha representado los intereses de las clases sociales trabajadoras. Nacieron con la lecto- tilinguería extranjera de clase media universitaria que sólo quiso “educar” a los más humildes, con una impronta intelectual tan confusa que ni ellos mismos/as la comprenden.

Despotricaban contra la clase obrera cuando, la gratuidad universitaria del ´49, les abrió las puertas y el derecho a profesionalizarse. Han desdibujado tanto la naturaleza de nuestra sociedad que la clase que dicen (y han dicho) defender es a la primera que perjudican, porque la desconocen.

Tuvieron que decirse peronistas para, antaño, poder entrar en los barrios. Y hoy, sin un ápice de cercanía con la posibilidad de gobernar, impulsan consignas que al peronismo se le parecen, pero que no podrán consolidar jamás: pues, su aquiescencia con la derecha para neutralizar el peso histórico del peronismo, es más fuerte que los volantes que escriben, sin saber quién vende el papel.

Nuestro apoyo al FRENTE DE TODOS es expreso y firmado. Esta línea editorial no sólo votará al amplio peronismo, sino que hará todo lo necesario para que el proyecto político que incluye a las mayorías logre consolidar la justicia social que motiva a nuestro movimiento. Es, este proceso electoral, una instancia trascendente que no podemos ni debemos desaprovechar.