A 45 AÑOS DEL GOLPE CÍVICO-MILITAR: ALGUNAS REFLEXIONES

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A 45 años años del Golpe Cívico- Militar, desde Trazo Popular, compartimos una reflexión que nos resultó muy apropiada y que, luego de consultar con la autora, compartimos con nuestras lectoras y lectores.

A 45 AÑOS DEL GOLPE CÍVICO-MILITAR: ALGUNAS REFLEXIONES

Cada 24 de marzo renovamos y retomamos banderas irrenunciables: MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. Tamaño acontecimiento histórico, tan significativo para el pueblo argentino, suscita innumerables y valiosas reflexiones que resignifican aquellos lugares a los que NO queremos volver.

Funcionarios y funcionarias públicas; militantes; intelectuales; académicos y académicas; organizaciones de la sociedad civil; organismos de derechos humanos; y la sociedad en general desprenden, desde sus subjetividades paralelamente a la objetividad del hecho, reflexiones que (en términos generales) repudian, fervientemente, lo ocurrido en aquellos años.

REPASEMOS…

El 24 de marzo de 1976, la irrupción del golpe cívico-militar, depuso el gobierno constitucional de Isabel Perón. Fallecido el Gral. Perón, el vacío político se agudizó y el golpe fue un hecho.

Hasta entonces, la Argentina era el único país del Cono Sur que mantenía los pilares de la democracia. Pues, en el marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional impulsada por los Estados Unidos, países como Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay se encontraban bajo el mando de gobiernos militares.

La Doctrina de la Seguridad Nacional, con el pretexto de «combatir» el comunismo, fomentó la instalación de gobiernos militares en América Latina y promovió la cooperación de los mismos para impulsar una sistemática violación de los derechos humanos.

Dicho esto, es sencillo concluir que la «pata extranjera» del golpe (y de los golpes) fue Estados Unidos. De hecho, la Escuela de las Américas (operada por el ejército de los Estados Unidos) «acunó la educación» de numerosos alumnos que, luego, serían los protagonistas de las múltiples dictaduras que ensombrecieron la América Morena. Así el caso argentino.

Algunas fuentes afirman que más de 61.000 soldados latinoamericanos fueron «educados» en tácticas militares y técnicas de tortura por la Escuela de Las Américas. Más conocida como «Escuela de Asesinos», se trató del semillero de propagación de la Doctrina de la seguridad Nacional.

Allí se manifestó la génesis de las técnicas y medios que engrosaron la actividad militar para llevar adelante los verdaderos objetivos de la dictadura cívico- militar, que inauguró un fatídico periodo compuesto por 2818 días.

30.000 detenidos/ detenidas desaparecidos/desaparecidas «precisó» el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional para hacer posible sus intenciones. Por eso es importante destacar el carácter cívico- militar del suceso. Por eso, y en coincidencia con las expresiones de la vicepresidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner, es necesario apropiarnos significativamente de las reivindicaciones que rodean esta fecha.

El saldo de desaparecidos/ desaparecidas, el robo de bebés, la privación ilegítima de la libertad, los vuelos de la muerte, las torturas, etc. constituyeron la única forma posible de eliminar del imaginario social y la conciencia colectiva las conquistas sociales, culturales, laborales, económicas y políticas que significaron el paso del peronismo por la historia argentina. Así lo identificó Estados Unidos, la pata civil del golpe, y los militares.

Es por ello que cuando se aproxima esta fecha resulta estratégico identificar que la violación de los derechos humanos no constituye, bajo ningún punto de vista, una opción. Gracias, fundamentalmente, a la lucha incansable realizada por Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, la Organización HIJOS, etc. Pero resulta inminente, además, comprender cuál es el retorno económico y social que evitamos, si hacemos conciencia práctica y política de los verdaderos objetivos del golpe cívico- militar.

AYER LAS ARMAS, EN EL 2015 LOS VOTOS

Ayer las armas, en el 2015 los votos. Y siempre: los intereses del capital extranjero comulgando con el «cipayaje» de turno.

Sacando la apertura de 340 centros clandestinos de detención, y la picana como elemento «para reducir enemigos/as», el gobierno del ex- presidente Mauricio Macri y la dictadura del ´76 conviven en las puras «coincidencias».

Si bien la sociedad argentina repudió unánimemente y con fuerza el aval de Mauricio Macri al fallo de la Corte Suprema (2×1) que reducía el cómputo de la prisión para el represor Luis Muiña, no ocurrió lo mismo cuando el 8 de mayo (2018), el entonces presidente Macri, anunció el retorno a conversaciones con el Fondo Monetario Internacional.

Ese episodio fue sólo el anuncio de una acuerdo que significó el mayor compromiso financiero y crediticio que nuestro país asumió con el FMI. Y que el FMI, a su vez, articuló como el más grande de toda su historia: 50 mil millones de dólares fue el alto caudal que constituyó el préstamo, 45 mil millones fueron desembolsados. Y, según un informe del Banco Central, en los cuatro años macristas se fugaron 86 mil millones de dólares.

Sobre analogías no casuales, veamos: entre 1976 y 1977, el Fondo Monetario Internacional, solicitó una serie de medidas a la Argentina que, a pedido del organismo, debían contar con el aval de Martínez de Hoz (Ministro de Economía) y Adolfo Diz (presidente, para entonces, del Banco Central y ¡EX DIRECTOR DEL FMI!). Así, estos endeudadores seriales, lograron que, per cápita, cada habitante contrajera una deuda de 1500 dólares. Es decir: treparon los compromisos externos 45 millones de dólares.

Además del brutal endeudamiento, la política económica del gobierno militar promovió la apertura del mercado nacional a capitales extranjeros; el aniquilamiento del proteccionismo del Estado; y la liberalización del sector bancario.

Aprovechando el diferencial que existía entre las tasas de interés locales e internacionales generado por el retraso de la paridad cambiara, facilitaron el brutal «pedaleo» de la bicicleta financiera. Y lejos de volcar el endeudamiento en la necesaria y estratégica industrialización del país, impulsaron maniobras con profundos fines especulativos.

Las medidas económicas de la dictadura cívico- militar y el reciente gobierno de Macri son hermanas por añadidura ¿Cómo fue posible, entonces, que un modelo económico triunfal sólo a golpes pudiera llegar a conducir los destinos del país por las urnas?

Quizás la respuesta esté en la necesidad de apropiarnos de la historia, desde su integralidad: cuando decimos «Nunca Más», es Nunca Más para todo: para las formas y los mecanismos represivos y aniquilantes del pleno ejercicio de los derechos humanos, y para los objetivos desmanteladores del Estado que auguran la especulación por sobre la producción y el trabajo.

Después de 45 años, el debate no es distinto: especulación- producción, concentración- distribución, soberanía- dependencia. Después de 45 años, ni siquiera los personajes han cambiado: el Mauricio Macri que «perdonó» la deuda del Correo Argentino de su padre, es el autor del delito crediticio más importante de la historia crediticia mundial; y Franco Macri (su padre) es el que brindó con champagne, la estatización de la deuda externa. Esa brillante idea de Domingo Cavallo, ¡si!, el sanguinario ministro de economía elogiado por el mismísimo Mauricio Macri. ¡Todo queda entre familia y amigos!

PARA FINALIZAR

Paradójicamente ¡y no tanto!, el peronismo fue enemigo político de la dictadura cívico- militar y, contemporáneamente, del macrismo. Macri persiguió los idénticos fines de la dictadura sin recurrir a la violación sistemática (sólo sistemática) de los derechos humanos, porque el trabajo incalculable de los organismos mencionados anteriormente instalaron un debate imposible de renunciar: MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA… Y NUNCA MÁS REPRESIÓN NI GENOCIDIO.

Sin embargo, como referenciamos, el modelo económico, los sectores beneficiados, los intereses representados, fueron exactamente los mismos. Y sin armas, las consecuencias del gobierno macrista fueron tan terribles como en aquellos días: morbosos niveles de dependencia extranjera, pobreza, miseria, y un apagón en la esperanza que comenzó a encenderse con la llama de la lucha de madres y abuelas. Pero que debemos seguir sosteniendo, a la luz de la comprensión de lo que no deseamos nunca jamás.

Ha de ser un compromiso social mantener viva la memoria de quienes sentenció la dictadura, y conocer por qué «estaban en la lista negra» de aquella conducción cívico-militar. En los motivos de su lucha está el modelo económico que rechazamos, impuesto para entonces por armas, y restaurados en una peligrosa distracción: por los votos.

Fuente: LINKEDIN